domingo, 1 de marzo de 2015

Recomenzando






Hoy he decidido recuperar este blog que inicié en Febrero de 2007 y que representó en su momento un escape, una monografía mental expresada en pensamientos de unos momentos de brutal crisis generalizada. Ahora los momentos son otros.

¿He de definirme?...realmente simplificar de ese modo es difícil, claro que el nombre de este blog dice ya mucho de las intenciones de su autor o al menos de su pensamiento y actitud.

Si algo puedo aseverar es que amo la libertad sobre todas las cosas.

Estoy en total y esencial acuerdo con la mejor filósofa del siglo XX, Ayn Rand, y la realidad viene a certificar todas y cada una de las visiones más o menos catastróficas o quizá mejor, esperanzadoras, planteadas en la Rebelión de Atlas, por eso estoy en Rebelión yo también.

Soy arquitecto, una especie de Howard Roark del libro El Manantial, bueno, mas bien digamos que Howard es un mito heroico, una re-creación de la realidad, una tendencia, un límite filosófico hacia el que tiendo, pero no como un intento de anulación del yo y asimilación de la personalidad de ningún maestro o ideal, sino sencillamente porque detecto profundas afinidades entre el personaje-mito de Howard creado por Rand y yo mismo. Me repugna el proceso de desmitificación imperante de todo planteamiento heroico es más, el mito es para mí un referente moral y como tal aceptado por elección personal.

Y así pues, afirmo que sólo trabajo para mi mismo y que sólo en uno mismo está la claridad de la crítica pura. Uno mismo es el único juez de su trabajo, un juez inmisericorde e insoslayable.

No pienso en absoluto en que mi trabajo ha de servir para el bien comun, lo sé, de hecho, sé que una de las consecuencias del trabajo volcado hacia el propio bien personal es el bien consiguiente para los demás, pero pensar esto no es mi guia ni forma parte de las intenciones en diseño. Es el diseño en si mismo mi único objetivo, mi placer personal y la fuente de todos mis momentos duros y sobretodo dulces.

Creo en el individualismo más radical, es la unica forma de poder utilizar bien el cerebro como único medio de nuestra subsistencia. Es un código moral, el más elemental, el de volcarse hacia el mantenimiento de la propia vida y la consecución de nuestra personal felicidad.


No, no pienso en los demás, no son mi objetivo y si, estoy en Rebelión.

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