viernes, 6 de marzo de 2015

Casa Helena





  Casa Helena es una escultura, un bloque, un paralelepípedo moldeado.
  Algunas ordenanzas de planeamiento urbanístico suelen ser bastante deterministas y en este caso, la cuestión era una más, un ejemplo más.
  Cuando se hace planeamiento, un Plan Parcial, por ejemplo, hay la tendencia a querer diseñar también todos y cada uno de los edificios, es curioso, pero en vez de ordenar los espacios públicos como sería su estricta obligación, se tiene por parte de los redactores a imaginar ya el núcleo urbano construido y a imponer condiciones de volumen que deja pocas alternativas a la libertad del diseñador para, verdaderamente, hacer Arquitectura.
  Y la consecuencia más directa es que, dado que se trabaja en planta, sin muchas alusiones a las verdaderas características de los desniveles (por ejemplo), se obvian muchos problemas, o a veces muchas posibilidades alternativas en la realización de buenos proyectos.
  Y así llegamos a la generación casi habitual de paralelepípedos normativos en donde el diseñador posterior debe encajar el volumen permitido. Bueno, eso no estaría del todo mal si no fuera porque el volumen capaz es casi siempre el volumen permitido, o sea, posibilidades casi nulas de expresión arquitectónica. Este era prácticamente el caso del solar en donde se implanta Casa Helena.
  La resolución de la organización en planta es bastante simple, basta un sencillo “savoir faire” para solucionar la distribución sin muchos problemas, aquí sin embargo el reto estaba en el volumen en su conjunto, el paralelepípedo acabado.
  Lo planteé como un bloque de piedra que se moldea exteriormente, permitiendo sutiles juegos de movimientos de la piel de fachada. Ese era el resultado apreciable en las fotografías.
  El encargo, se realizó en una época en la que los honorarios colegiales estaban tasados, era una obligación cobrar como mínimo al cliente lo que el Colegio tenía establecido.
  Aquí hay que hablar del dinero y su valor.
  Como diría mi heroína personal Ayn Rand, el dinero es un instrumento de intercambio que no puede existir sin los bienes producidos ni sin las personas que los producen, es la forma material del principio en virtud del cual, la única forma de tratar entre personas es dar valor por valor…esta es la clave del asunto.
  El acuerdo al que llegué con la cliente es que yo le haría el proyecto, lo discutiríamos y cuando los dos estuviéramos satisfechos con la solución, mi valor, lo que yo le iba a exigir como resultado de mi trabajo era sencillamente, que la obra se realizase exactamente como la había proyectado, (entre nosotros, el valor conseguido desde mi punto de vista era enorme en aquellos días). Evidentemente, se instrumentó lo necesario para que el Colegio de Arquitectos no interfiriese en nuestro acuerdo. El resultado: la primera obra en mi vida que se ejecutó exactamente como yo quería…mi premio.
  Es en cierto sentido, un sentido divertido por cierto, una forma de lograr el valor por nuestro trabajo sin que sea posible que el Estado nos extraiga parte del resultado de ese valor logrado con nuestro único esfuerzo. Así no hay posibilidad de saqueo. No hay posibilidad de que unos (los que generamos bienes y recursos) nos transformemos en esclavos de los más incompetentes, los que no son capaces de utilizar el cerebro por sí mismos y nos exigen que los mantengamos con vida.
  Hoy día sería imposible poder aplicar algunos resultados del diseño del edificio, las insoslayables y crecientes normas de obligado cumplimiento, muchas veces pensadas para suplir el cerebro del inquilino real, del que auténticamente va a usar el inmueble, como si éste no supiera lo que le conviene, hoy día no permiten, por poner un ejemplo, esas barandillas, porque algún niño las puede escalar…dicen…en lugar de permitir que sencillamente sean los padres quienes eduquen a sus hijos en lo que se puede o no hacer….el Gran Hermano, el auténtico, piensa por ti hoy día.


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